Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez 2018

19 Junio 2018

El pasado 15 de junio se celebró el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Desde el 2012 la ONU ha elegido este día para dar visibilidad a este tipo de violencia. El maltrato de las personas mayores es un problema social que afecta a la salud y los derechos humanos de millones de personas y es, por tanto, una cuestión que requiere la atención debida por parte de la comunidad internacional.

Las personas mayores se encuentran entre los grupos de población más vulnerables, de ahí que sean víctimas fáciles del maltrato físico, psíquico, timos económicos y de todo tipo de negligencias.

Según los expertos, es una forma de violencia oculta, un fenómeno silenciado, de difícil detección y que presenta muchas dificultades para su solución. En España, solo a partir del año 2000 comienzan a realizarse investigaciones al respecto. En Reino Unido, los primeros estudios datan del año 75, cuando en una publicación se habla de las “abuelas vapuleadas”, mujeres y mayores, una doble discriminación.

El edadismo, la discriminación por edad, es la tercera forma de abuso más frecuente en nuestro país, después de la discriminación por cuestión de sexo y del racismo.

UNA SOCIEDAD QUE ENVEJECE

En la actualidad, hay más de mil millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo, y esa cifra se duplicará en tan solo 30 años.

Lo que claramente supone un éxito, como es el aumento de la esperanza de vida, en ningún momento debe utilizarse como excusa para justificar el aumento de esta forma de violencia. Es fundamental atacar los problemas de base que motivan que esta situación se siga dando. ¿Dónde radica el problema? ¿Por qué va en aumento?

Hay una idea perversa que identifica modernidad con desinterés familiar, alentada por un capitalismo feroz más que por un verdadero cambio moral de la sociedad.  Julio Llamazares

La nuestra es una sociedad que rinde culto a la juventud hasta límites completamente absurdos. Qué podemos esperar de un tiempo en el que cada vez se envejece más pronto – ya hay estudios que consideran personas mayores a las que han cumplido 50- y cuya esperanza de vida es cada vez mayor, por tanto, una sociedad en la que seremos mayores antes y durante más tiempo.

¿Qué significa ser mayor en una sociedad de consumo rabioso y que rinde pleitesía a la juventud? Esa es la cuestión que debe hacernos reflexionar.

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¿NOS EMPUJA EL PROGRESO?

En algunos países considerados por el primer mundo como países en vía de desarrollo, el maltrato hacia las personas mayores es prácticamente nulo. Se les considera una autoridad, una fuente de conocimiento, de experiencia, alguien a quien acudir en caso de conflicto o en busca de consejo.

Sin embargo, en lugares donde presumimos de desarrollo, de inmediatez en las comunicaciones, de no tener tiempo porque hacemos cosas realmente importantes; la situación es bien distinta.

Se sabe que existe el problema, pero se mira de soslayo. Se elaboran protocolos y guías y con eso ya creemos haber cumplido. Y desde luego no solo no hemos cumplido, sino que además no le damos la importancia que tiene.

Carmen García Revilla, presidenta de la Comisión Ni abuso, Ni maltrato: no estás solo.

En nombre del progreso, se valora lo que produce, lo joven, lo nuevo, lo que avanza a una velocidad de vértigo. Lo que entendemos por avance y desarrollo, solo parece necesitar de piezas jóvenes, activas, productivas para su engranaje. El resto no solo es desechado, sino que es considerado una carga, una molestia que lastra la progresión.

LA SUTILEZA EN EL MALTRATO

La psicóloga Gema Pérez, señala la infantilización como una de las formas más sutiles de violencia de la que más se quejan las víctimas. Tanto en el lenguaje, utilizando el baby talk o forma de hablar infantil: el uso de diminutivos –cuando durante toda su vida ha sido don o doña-, de apodos; como en el trato, por medio de chantajes emocionales –como la amenaza de no ver a los nietos -, las reprimendas, el tomar decisiones que les afectan sin contar con su opinión. Todo ello conlleva una pérdida de identidad de la persona mayor, de dignidad y de autonomía.

También hay que recordar que no es lo mismo el maltrato -penando por ley- que el trato inadecuado, prácticas no penadas pero igualmente ofensivas que minan la autoestima del agredidx.

UNA SOCIEDAD QUE REFLEXIONA

Los avances tecnológicos y en las comunicaciones no pueden tener como consecuencia una sociedad despersonalizada, agresiva y carente de valores. Los problemas de violencia a los colectivos más vulnerables requieren de una reflexión política y también personal. Las herramientas de las que disponemos son la educación, la sensibilización institucional y la implicación social y política. El cuestionamiento sobre la sociedad que construimos y la formación de las nuevas generaciones es fundamental para atajar una problemática de esta naturaleza. Al fin y al cabo, la vejez es una parada que todxs haremos tarde o temprano.

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